RUMBO recorre la vida de Unamuno - 100 años de Sentimiento Trágico

El pasado 31 de diciembre se cumplieron 75 años de la muerte de Miguel de Unamuno, uno los intelectuales españoles más importantes del siglo XX. Y este año se cumplen también cien años de la publicación de una de sus grandes obras capitales: “Del sentimiento trágico de la vida”, una incursión en la problemática existencial del hombre contemporáneo. RUMBO, la agencia de viajes online líder en ventas por IATA, sigue las huellas del filósofo y literato bilbaíno a través de los lugares que le vieron desarrollar y recrear su peculiar pensamiento.

Nacido en Bilbao en 1864, en su adolescencia asiste al asedio de su ciudad durante la Tercera Guerra Carlista, un acontecimiento que reflejará en su primera novela: “Paz en la guerra”.
En 1880 se traslada a Madrid para estudiar Filosofía y Letras, licenciatura que termina con calificación de sobresaliente. Al año siguiente se doctora con una tesis sobre la lengua vasca y anticipa su idea sobre el origen de los vascos, idea contraria a la después irá gestando el nacionalismo vasco, recién fundado por los hermanos Arana Goiri y con los que polemizaría a lo largo de toda su carrera.
Gana una cátedra de griego en la Universidad de Salamanca y allí se traslada con su numerosa familia (tuvo nueve hijos). Allí participa activamente en la vida cultural, llega a ser rector de la Universidad por tres veces y se hace habitual su presencia en la terraza del Café literario Novelty, al lado del ayuntamiento, en la Plaza Mayor salmantina; una costumbre que mantuvo hasta 1936. Desde allí, cuando le preguntaban si la Plaza Mayor de Salamanca era un cuadrado perfecto, respondía: “Es un cuadrilátero. Irregular, pero asombrosamente armónico”.
En 1914 es destituido como rector por razones políticas, convirtiéndose en mártir de la oposición liberal. Unos años más tarde es condenado a dieciséis años de prisión por injurias al Rey, aunque la sentencia no llegó a cumplirse. Sus constantes ataques al rey y al dictador Primo de Rivera provocan su destierro a Fuerteventura a principios de 1924, castigo del que es indultado unos meses después. Entonces, ya cansado, es Unamuno quien se destierra voluntariamente a Francia: primero a París y después a Hendaya, donde permanece hasta la caída del régimen de Primo de Rivera en 1930. Unamuno regresa entonces a Salamanca, donde entró con un recibimiento enardecido.
Tras su muerte repentina, el 31 de diciembre de 1936 mientras mantenía su habitual tertulia vespertina con unos amigos, Antonio Machado escribió: “Unamuno ha muerto repentinamente, como el que muere en la guerra. ¿Contra quién? Quizá contra sí mismo

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