Siguiendo la cuenca del río Loira, en Francia, encontramos una serie de castillos renacentistas que parecen surgidos de novelas. Entre las ciudades de Nantes, Amboise, Orléans y Tours entre otras van surgiendo uno tras otros y cada uno merece atención especial.
Así, nos encontramos con las antiguas residencias de nobles franceses o de la misma realeza, que son un tesoro en sí mismos por su valor histórico y arquitectónico, como a la vez lo son por lo que poseen, como la espléndida pinacoteca del castillo de Blois.
Estos castillos se extienden a lo largo de 280 kilómetros de la cuenca del Loira, que ha sido declarada Patrimonio Mundial de la Humanidad por estas grandes edificaciones que datan de los siglos XV y XVI.
Esta ruta es especial para ser recorrida en bicicleta, y de hecho hay varios kilómetros de suaves sendas ciclistas, que permiten visitar los castillos mientras se pedalea por la encantadora campiña francesa. Incluso, hay hoteles especializados en ciclistas, con espacio para guardar las bicicletas, como también para repararlas o alquilarlas.
Otra alternativa es la de las recorridas fluviales, contratando diferentes embarcaciones y si no, siempre se puede rentar un coche.
De una forma u otra, lo interesante es visitar la mayor cantidad posible de castillos, entre los que se destacan el de Ussé – que inspiró al de La Bella Durmiente y vemos en la foto –, el de Angers con sus 17 torreones medievales, el de Villandry y sus jardines maravillosos, el de Chenonceau, el Chaumont-sur-Loire de estilo gótico, y el de Orleáns que evoca, junto a la catedral y a la casa de Juana de Arco, la vida de esta mártir.
En todo caso, puedes comprar una guía y elegir el que más te interese conocer entre los tantos que hay.
Fuente: National Geographic Viajes
Así, nos encontramos con las antiguas residencias de nobles franceses o de la misma realeza, que son un tesoro en sí mismos por su valor histórico y arquitectónico, como a la vez lo son por lo que poseen, como la espléndida pinacoteca del castillo de Blois.
Estos castillos se extienden a lo largo de 280 kilómetros de la cuenca del Loira, que ha sido declarada Patrimonio Mundial de la Humanidad por estas grandes edificaciones que datan de los siglos XV y XVI.
Esta ruta es especial para ser recorrida en bicicleta, y de hecho hay varios kilómetros de suaves sendas ciclistas, que permiten visitar los castillos mientras se pedalea por la encantadora campiña francesa. Incluso, hay hoteles especializados en ciclistas, con espacio para guardar las bicicletas, como también para repararlas o alquilarlas.
Otra alternativa es la de las recorridas fluviales, contratando diferentes embarcaciones y si no, siempre se puede rentar un coche.
De una forma u otra, lo interesante es visitar la mayor cantidad posible de castillos, entre los que se destacan el de Ussé – que inspiró al de La Bella Durmiente y vemos en la foto –, el de Angers con sus 17 torreones medievales, el de Villandry y sus jardines maravillosos, el de Chenonceau, el Chaumont-sur-Loire de estilo gótico, y el de Orleáns que evoca, junto a la catedral y a la casa de Juana de Arco, la vida de esta mártir.
En todo caso, puedes comprar una guía y elegir el que más te interese conocer entre los tantos que hay.
Fuente: National Geographic Viajes
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